Oración del hombre digno

 

 

No te di Adán, ni un puesto determinado, ni un aspecto propio, ni función alguna que te fuera particular, con el fin de que aquel puesto, aquel aspecto, aquella función por los que te decidieras, los obtengas y conserves según tu deseo y tu designio.

La naturaleza limitada de los demás, se halla determinada por las leyes que yo he dictado.  La tuya, tú mismo la determinarás, sin estar limitado por barrera alguna, más que por tu propia voluntad, en cuyas manos te he confiado.

Te puse en el centro del universo con el fin de que pudieras observar desde allí, todo lo que te rodea.  No te hice celestial ni terrenal, ni mortal ni inmortal, con el fin de que –casi libre y soberano, artífice de ti mismo– te plasmes y te esculpas en la forma que a bien tengas elegir.

Podrás degenerar hacia las cosas inferiores como son las bestias o podrás —de acuerdo con la decisión de tu voluntad— proyectarte hacia las cosas superiores que son divinas.

Giovanni Pico della Mirandola

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